Sin lugar a dudas, las energías
renovables han tomado gran impulso en los
últimos tiempos gracias a la conciencia social de la necesidad de preservar el medio
ambiente, y también por el aumento de
ayudas y
subvenciones por parte de las autoridades competentes.
Sin
embargo, todavía no ha calado todo lo hondo que debería entre los consumidores
individuales, en gran parte debido al alto precio
que supone la compra inicial de una de estas instalaciones.
Uno
de los principales problemas por los que atraviesa la industria de los paneles solares es el coste que supone la
construcción de cada uno de ellos, y bien conocido es el alto coste inicial que
supone su instalación, lo cual muchas personas no pueden
permitirse.
Los
precios de los paneles solares varían dependiendo tanto de su confección y
materiales como de sus aplicaciones; en este sentido, no costará lo mismo
instalar un panel destinado a climatizar una piscina que adquirir uno
convencional que genere energía eléctrica derivada del sol para hacer
funcionar los electrodomésticos.
Debido
a que la demanda no acaba de despegar, y que por tanto la oferta se reduce,
unido a que los precios son excesivamente altos, ha dado como resultado que se
empiecen a comercializar paneles solares de menor calidad, pero más accesibles
a la totalidad de la población. Hay que aclarar que estos aparatos no son menos
eficientes ni duran menos que los construidos totalmente con silicio, sino que
poseen mucho menos porcentaje de este elemento en su construcción, con lo que
se abaratan los costes (ya que el silicio es lo que encarece los precios,
principalmente).
Por
eso, a día de hoy, instalar paneles solares en casa
supone una decisión ecológica, sana y limpia, pero cara. Por este motivo,
algunas empresas están teniendo la iniciativa de investigar en nuevos
componentes y materiales para lograr unos precios más asequibles conforme al
usuario medio. Un ejemplo es Ikea, que a través de su última filial adquirida, Ikea GreenTech, busca nuevas fórmulas en
energías renovables para ahorrar en consumo eléctrico. Pretenden
comercializar nuevos productos ecológicos y económicos en un
plazo de tres a cinco años, aun precio de hasta un treinta por ciento menor que
los paneles que se venden hoy en día.
Las
previsiones futuras en el sector también auguran una mejora de los precios,
gracias a la irrupción de empresas extranjeras, la apertura de la competencia y
el libre mercado. En estos momentos, China se posiciona como el principal país
productor y exportador de paneles fotovoltaicos, por eso la Unión
Europea está estudiando realizar mayores inversiones tanto en investigación
como en tecnología para abaratar costes y competir con el gigante chino.
Actualmente
se pueden encontrar gran cantidad de tipos de paneles y un amplio abanico de
precios, que van desde los quinientos euros aproximadamente para unas placas solares integradas en el tejado de la
casa, que captan energía solar durante el día y abastecen el consumo doméstico, hasta
los cientos de miles de euros que costaría una instalación completa para el
consumo de una comunidad o un edificio público (por ejemplo para producir agua caliente sanitaria)
tales como colegios, hospitales, e incluso urbanizaciones enteras. En su favor,
los fabricantes afrontan las críticas a los altos precios aduciendo que la amortización
se produce de forma bastante rápida y efectiva, lo cual puede demostrarse en el
primer año de funcionamiento de la instalación.