La
implementación de este tipo de energía contribuye a batallar contra el
calentamiento global. Sin embargo, por el momento, el acceso a la utilización
de la misma es muy costoso para el común de la gente, lo cual impide que su
aprovechamiento se encuentre al alcance de todas las personas. Su valor
disminuirá cuando se logre la masificación del consumo de aquellos aparatos que funcionan
con tal combustible.
La
podemos aprovechar básicamente para calentar algo, por ejemplo comida o agua, a
través de calentadores de agua o estufas solares. Este tipo de uso recibe el
nombre de energía solar térmica. Pero su principal empleo se basa
fundamentalmente en la producción de electricidad, que recibe la
denominación de energía solar fotovoltaica.
En
el caso de la electricidad, es posible elaborarla mediante el uso de células o
paneles solares. Asimismo, existen tanques, más conocidos como colectores solares, que al
estar expuestos al sol, calientan el agua que contienen, la cual puede servir
para ducharse, calefacciones para nuestro hogar o, incluso, para las piscinas.
Por otro lado, la energía proveniente del sol nos permite potabilizar el agua,
como así también es importante en el secado, evaporación, destilación y
refrigeración.
Pero
fuera de los usos convencionales, el hombre se las ha ingeniado para emplear
dicha energía renovable para crear algo realmente innovador: el automóvil solar.
Aunque, bueno, para que logremos tener uno aparcado en nuestra cochera aún
debemos esperar un tiempo. Lo que sí podemos conseguir, a un valor más
accesible, es un cargador de batería para nuestro vehículo, que dispone de un
panel solar y se conecta en el encendedor del coche.
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